Las antiguas sociedades tradicionales reposan sobre los Principios, en el verdadero sentido de la palabra; es decir, toda actividad remite directa o indirectamente a los Principios Fundamentales. En estas sociedades el concepto de Tao posee un carácter axial; de él deriva el estilo de las actividades sociales, políticas, económicas, científicas, artísticas, de conformidad con la norma o la Ley (nomos) del Tao.
La Ley Natural está más allá de las contingencias (evolución-involución) propias del devenir espacio-temporal; de ahí que se diga que esta Ley es de origen "suprahumano" y se hable de ella en términos de "motor inmóvil, o inamovible", que no está sujeta a evolución, actualización o modernización.
Chuang-tzu (VI, 7) define al Tao como "quietud motora, quietud hecha tras haber dado el impulso motor".
Aristóteles copió de él este concepto, aunque no sabemos cómo lo interpretó.
Plotino a su vez lo tomó de Aristóteles y lo forzó a formar parte de la religión católica en ciernes.
Pero su auténtico significado es: Una sola Ley rige el Universo y es inamovible. Después de iniciado el Universo y dado el impulso motor, la Ley que lo rige no varía.
De modo que lo único correcto y acertado es armonizar la mente con esta Ley Superior o Ley Madre.
No hay ninguna otra gran madre ni gran virgen.
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